Dolphin Manure and the Air we Breathe  

El estiércol de delfines y el aire que respiramos

Hay oxígeno del océano en cada respiración que tomamos. La mayor parte de ese oxígeno proviene del fitoplancton, cuyo crecimiento se ve facilitado por el estiércol marino.

Por Mike Samer I Cofundador

Hay oxígeno producido por el océano en cada respiración que tomamos.

La mayor parte de ese oxígeno proviene de algas microscópicas llamadas fitoplancton, que capturan la luz solar y consumen CO2 para producir oxígeno al igual que las plantas terrestres. El fitoplancton produce el 50% de todo el oxígeno que respiramos. En comparación, toda la selva amazónica produce el 20% del oxígeno que respiramos.

A medida que el fitoplancton florece (lo que se puede ver desde el espacio), se consume y se descompone en partículas aún más pequeñas. El viento y las olas rompientes transportan estas partículas a la atmósfera, donde forman nubes. Las nubes más densas son más eficientes para enfriar la superficie de la Tierra al reflejar la luz solar entrante y proporcionan vida al proporcionar agua dulce a la superficie de nuestro planeta.

El fitoplancton es la base de toda la red alimentaria acuática y crece mejor en aguas más frías y ricas en nutrientes. El Cañón Submarino de La Jolla California, que es como un pequeño Gran Cañón submarino, trae un afloramiento de agua fría y rica en nutrientes que estimula el crecimiento del fitoplancton.

Los ecosistemas ascendentes como el de La Jolla representan sólo el 1% de la superficie oceánica, pero representan el 50% de la pesca mundial. Los pequeños peces que comen las aves marinas, los leones marinos y los delfines se alimentan de fitoplancton. Los delfines necesitan comer entre 15 y 30 libras de alimento cada día, y con toda esa comida nuestros queridos delfines pueden fertilizar nuestros océanos con “estiércol marino”.

Este estiércol rico en nutrientes facilita el crecimiento de más fitoplancton, que crea el 50% del oxígeno que respiramos. Así que cada vez que respires, recuerda que el estiércol marino de un delfín y un océano saludable ayudaron a hacerlo posible. No importa dónde vivas, todos estamos conectados con la salud de nuestros océanos.